José Luis Pérez (63). Soy un ingeniero electrónico de Barcelona, emprendedor y empresario. He tenido varias empresas, desarrollando y comercializando soluciones de telecomunicaciones, localización y movilidad. Entre 1994 y 2009, cuando Google aún no era omnipresente, mis empresas desarrollaron y vendieron sistemas de geolocalización para los mercados de seguridad, emergencia y transporte, equipando alrededor de 50.000 vehículos en España y algún país europeo. Por tanto, fui una especie de precursor de las técnicas de localización y seguimiento actuales.
Siempre me ha gustado más la ciencia y la técnica que el mundo empresarial, y he tratado de mantener el equilibrio entre ambos. Sé qué esperar de la técnica, porque estoy rodeado de ella y porque, desde que era niño, me lo he pasado muy bien con ella. Cuando entro en el campo matemático o científico es cuando me siento bien, cuando me siento verdaderamente cómodo y cuando todo me resulta familiar.
Entre 2007 y 2010 vendí mis empresas, y entre 2011 y 2016 aproveché una especie de años sabáticos que me permitieron, entre otras tareas, abordar la escritura de un libro. No se trataba solo de escribir un libro, sino de llevar a cabo un proyecto intelectual que tenía en mente desde hacía mucho tiempo: sumergirme en el conocimiento de los números primos. Puede sonar tonto, pero desde mi adolescencia me atrajo el comportamiento sorprendente y, a veces, oscuro de tales números. Aproveché la oportunidad y me adentré en el estudio de la teoría de números, aumentando poco a poco la profundidad de los libros que leía. Esto me llevó no solo a tener una buena formación matemática, sino también a un conocimiento de la historia que los matemáticos/as habían dedicado a los números primos. Primero leí libros informativos, pero enseguida me atrajeron los libros clásicos, escritos por los grandes maestros (Edmund Landau, Godfrey H. Hardy, E. T. Titchmarsh y Aleksandar Ivić), y más modernos, pero también muy prestigiosos (Harold M. Edwards, Carl Pomerance y Samuel J. Patterson). También incluí matemáticos más comunicativos, como Julian Havil, Eli Maor, Paul J. Nahin y William Dunham, y otros más profundos, como Richard Dedekind, Hermann Weyl, Richard Courant y E. T. Bell en mis lecturas. Y no desdeñé, sino que aprendí mucho, de matemáticos como Marcus du Sautoy y John Derbyshire.
Ante un mundo tan bello y lleno de sorpresas se me ocurrió que podría escribir, para aficionados y matemáticos/as interesados, un libro que contuviera lo más atractivo de los conocimientos adquiridos. Pero también quería apoyarme en la opinión de importantes matemáticos del momento. Me puse en contacto con Samuel J. Patterson, de la Universidad de Gotinga, y allí me fui, buscando todo el conocimiento almacenado durante siglos en el departamento de manuscritos. Pude entrevistar a Patterson, lo que me ayudó mucho a abordar la larga tarea de escritura. A medida que avanzaba el proyecto me puse en contacto con los matemáticos Andrew Odlyzko y Brian Conrey, y en 2015 preparé dos viajes: uno a Minnesota, donde en su Universidad pude entrevistar a Odlyzko, y otro a California, donde en el American Institute of Mathematics (AIM) entrevisté a Conrey. Fueron charlas largas y tranquilas, muy enriquecedoras, que me permitieron agregar un capítulo final al libro con sus valiosas opiniones (se encuentra en el volumen 2).
En el arrebato del entusiasmo el libro resultó ser bastante extenso, pero lo dejé así, publicándolo en dos volúmenes. El primer volumen hace una introducción detallada de la historia de los números primos, con una presentación de las herramientas matemáticas necesarias para comprender la Hipótesis de Riemann (Euclides, Euler, Gauss, Dirichlet y Chebyshev). El segundo volumen nos introduce de lleno en la obra de Riemann, en sus llamativos resultados, que no dejan de sorprender, y en su hipótesis, añadiendo el capítulo final con las entrevistas. Además, presento la vida y obra de muchos matemáticos que han trabajado con los resultados de Riemann.
Confieso que la tarea de documentación, estudio y redacción, muy larga, me dio una gran satisfacción, porque no se trata solo de matemáticas, sino que el libro está impregnado del marco histórico necesario de cada época, lo que me llevó a leer muchas biografías de matemáticos, que me ayudaron a enmarcar su vida y trabajo en el contexto histórico.
Al final de cada capítulo he incluido abundantes referencias de todas las fuentes que he utilizado, tanto de matemáticos y biógrafos, como de historiadores y eruditos. Muchos matemáticos desfilan por las páginas del libro. Quería ser preciso, fiel a la historia, sin añadir nada que pudiera implicar la menor arrogancia. La arrogancia está prohibida en este área, y yo solo soy un aficionado, así que mis opiniones no importan mucho. En el fondo he trabajado como cronista, observador entusiasta de 23 siglos de historia matemática: la historia de la Teoría de Números y la Teoría Analítica de Números.
Como digo en la introducción del libro, quiero que el lector/a se divierta tanto como yo al escribirlo. Gracias por su interés.